Este es el lugar de reposo de personalidades como Evita Perón, o miembros de la más alta aristocracia porteña. Un laberinto de pasillos entre mausoleos y capillas con ángeles de expresión triste y tumbas rubricadas con cúpulas de inspiración gótica o neoclásica.
Cada mausoleo familiar tiene su capillita donde rezar para su descanso eterno y las criptas siguen abiertas algunas, o con los cristales rotos fruto del paso del tiempo y el descuido, por donde entran y salen los gatos a su antojo y por donde se ven los ataúdes cubiertos de telarañas y moho.
Avalanchas de turistas lo visitan cada dia, aunque entre los numerosos pasillitos se puede uno sentar y encontrar un poco de tranquilidad.
En este lugar se puede ver como algunas personas persiguen la ostentosidad hasta sus últimos dias, incluso más aún en ese momento. Me pregunto porqué damos tanta importancia a la muerte, no es un trámito más de la vida
No se puede negar, sin embargo, la singular belleza del lugar.
viernes, 17 de octubre de 2008
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