
Cada mausoleo familiar tiene su capillita donde rezar para su descanso eterno y las criptas siguen abiertas algunas, o con los cristales rotos fruto del paso del tiempo y el descuido, por donde entran y salen los gatos a su antojo y por donde se ven los ataúdes cubiertos de telarañas y moho.






Avalanchas de turistas lo visitan cada dia, aunque entre los numerosos pasillitos se puede uno sentar y encontrar un poco de tranquilidad.
En este lugar se puede ver como algunas personas persiguen la ostentosidad hasta sus últimos dias, incluso más aún en ese momento. Me pregunto porqué damos tanta importancia a la muerte, no es un trámito más de la vida
No se puede negar, sin embargo, la singular belleza del lugar.





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