Casa nueva, una nueva mirada. Aunque la mayor parte de mi sigue en Tarragona, voy haciéndome un lugar en Buenos Aires.
Gracias a aquellos que me abrieron sus puertas aquí, hacerme un hueco no fue tan complicado.
Y aquí me tienen, en mi pieza con vistas al congreso y ventana al sol de primavera.
Empiezan las clases y los examenes. Todo sigue su curso, rápido en una gran ciudad pero lento al comparar con el huso horario al otro lado. Vivimos 5 horas antes.
La pintoresca línea A del subte, con vagones originales de 1913 me pareció oír, de madera por dentro, me lleva a la universidad de la calle Paraguay dos veces por semana.
El resto, lo paso perdida por las calles o por mi barrio, orientándome guia T en mano. Entre Ríos, Corrientes, Callao, Combate de los Pozos. Voy familiarizándome con los nombres de las calles de la zona aunque sigo sin entender las rutas de los colectivos y la numeración de algunas calles.
No me costó tanto encontrar piso como encontrar la manera de orientarme.
Que le vamos a hacer.
Estas són, pues, las vistas de mi barrio.
Mi apartamento, en un bello edificio antiguo en la calle venezuela 1870, se encuentra a 4 cuadtas del congreso de la nación.
En mi comunidad hay algun vecino que toca el trombón o algun instrumento de viento, o más bien lo intenta ya que solo le salen bocinazos. Un perro que vive también en la comunidad le acompaña con aullidos cada vez que se le ocurre tocar, tendrá sensibilidad musical el pobre animal, y le dolerán las orejas cuando le oye. Estoy mirando de apuntarme a una escuela de musica, ya que disfruto de bastante tiempo libre, y así romperle los huevos al perro yo también, y al resto del vecindario.
Me he dado cuenta que en el edificio hay mucha vida, ayer me deleitó alguien tocando el piano maravillosamente. No se si seria el mismo que toca el trombón, si fuera así no dudaría en recomendarle que se decante más por el teclado.
La calle Venezuela no es muy bonita, y por la noche acostumbra a haber mucha basura tirada por el suelo. Probablemente es porque los cartoneros andan regirando los contenedores buscando útiles para sus hogares en las villas. A veces les ves tirando de carros gigantescos llenos de cartones y otros residuos...
En la esquina con Combate de los pozos hay una lavandería, donde por 9 pesos me lavan, secan y planchan toda la ropa. En la esquina con Entre Rios hay un supermercado que vayas a la hora que vayas no tendrás más remedio que hacer colas interminables. Al lado del supermercado, en la acera, vive una señora con su hijito. Siempre está allí, con sus mantas y sus pocas pertenencias, esperando el cambio de algun cliente del supermercado. Con la escasez que hay de monedas es difícil encontrar una para ella.
Duele verla así, con este frío, dandole la teta al niño. Pero duele más empezar a acostumbrarse a verlo, y acabar por no sentir nada.
He encontrado buenos amigos en Buenos Aires.
Luciana, Emi y Majo, Patricia... Al menos alguien que me da un respiro, un traguito de mate, una sonrisa, en la ajetreada vida de la gran urbe.
Ellos y mi compañera de piso cierran de momento mi pequeño pero ambicioso círculo social, en expansión diaria.
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1 comentario:
Hola princesa!! la teva incondicional ja està aquí.Ja pensava que no escriuries més... M'agrada l'apartament, si veu vida... T'has tornat a embolicar el cabell una altra vegada? així no hauràs de pentinar-lo tant... oi?. Em deixes quedar alguna foto? Trobo molt acertada la idea d'estudiar música, cal també cultivar l'esperit mentre estudies altres coses. Fins ara bonica.
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